Tratamiento del cáncer de riñón: síntomas, clasificación, diagnóstico y recuperación

Las pruebas y procedimientos utilizados para diagnosticar el cáncer de riñón incluyen:

• Análisis de sangre y orina: Se pueden realizar análisis de sangre y orina para evaluar la función renal y detectar ciertas sustancias que pueden confirmar la presencia de cáncer de riñón.
• Pruebas de imagen: Las pruebas de imágenes permiten a los médicos visualizar un tumor o una anomalía en el riñón. Las pruebas de imágenes pueden incluir ultrasonido, rayos X, tomografía computarizada o resonancia magnética.
• Biopsia: En algunas situaciones, el médico puede recomendar un procedimiento para extraer una pequeña muestra de células (biopsia) de un área sospechosa del riñón. La muestra se analiza en un laboratorio para buscar signos de cáncer. Este procedimiento no siempre es necesario.
• Urografía por tomografía computarizada (TC): Esta técnica de imágenes implica el uso de una tomografía computarizada para obtener imágenes detalladas del tracto urinario, incluidos los riñones, los uréteres y la vejiga.

La combinación de estas pruebas de diagnóstico ayuda a determinar la extensión y las características del cáncer de riñón, guiando al equipo de atención médica en el desarrollo de un plan de tratamiento adecuado. Es importante consultar con un profesional médico que pueda evaluar su situación específica, ordenar las pruebas necesarias y brindar recomendaciones personalizadas basadas en los resultados.

Para abordar el cáncer de riñón, el primer paso suele implicar una cirugía para extirpar las células cancerosas. Si el cáncer está solo en el riñón, la cirugía podría ser el tratamiento necesario más preferido. Pero si el cáncer se ha propagado, se podrían recomendar otros tratamientos.

El paciente y el equipo de tratamiento pueden discutir cuál es el mejor procedimiento según la situación. El plan correcto depende de aspectos como su salud general, el tipo de cáncer de riñón que está padeciendo, su extensión y el tratamiento que prefiera.

El tratamiento implica métodos quirúrgicos y métodos no quirúrgicos.

• Los métodos quirúrgicos se utilizan para tratar la mayoría de los cánceres de riñón; la cirugía suele ser el primer paso. El objetivo es deshacerse del cáncer mientras se intenta mantener el funcionamiento del riñón lo más normal posible. Hay diferentes maneras de realizar esta cirugía. Una forma es extirpar todo el riñón (nefrectomía radical) y otra es extirpar solo el cáncer y un poco de tejido sano que lo rodea, lo que se llama nefrectomía parcial (cirugía para preservar el riñón). La cirugía se puede realizar con una incisión grande o mediante otras más pequeñas mediante laparoscopia o robótica.
• Para los cánceres de riñón pequeños, a veces se pueden utilizar métodos no quirúrgicos para destruir el cáncer. Esto se considera cuando la cirugía es riesgosa debido a otros problemas de salud. Dos opciones incluyen congelar las células cancerosas (crioablación) usando una aguja especial que libera gas frío y calentar las células (ablación por radiofrecuencia) con una sonda que envía una corriente eléctrica, lo que hace que las células se calienten y se quemen.

Tratamiento para el cáncer de riñón recurrente:

Cuando el cáncer de riñón regresa o se propaga, curarlo se vuelve un desafío. Sin embargo, los tratamientos tienen como objetivo controlar el cáncer y mejorar la comodidad:

• Cirugía: Si no es posible la extirpación completa, los cirujanos se esfuerzan por extirpar la mayor cantidad de cáncer posible. Esto puede incluir abordar el cáncer que se ha diseminado a otras partes del cuerpo.
• Terapia Dirigida: Medicamentos especiales se centran en anomalías específicas de las células cancerosas, provocando su muerte. Analizar sus células cancerosas ayuda a identificar los medicamentos dirigidos más eficaces.
• Inmunoterapia: Este enfoque aprovecha su sistema inmunológico para combatir el cáncer. Al interrumpir el proceso que permite que las células cancerosas se oculten del sistema inmunológico, la inmunoterapia estimula los mecanismos de defensa del cuerpo.
• Terapia de radiación: Los rayos de alta energía, como los rayos X, atacan y destruyen las células cancerosas. Se usa para controlar los síntomas o reducir el cáncer de riñón que se ha diseminado, como a los huesos o al cerebro.

Después del procedimiento, el médico y el equipo lo visitan periódicamente para controlar su incisión y evaluar su nivel de comodidad.

Generalmente, el paciente puede volver a consumir alimentos sólidos dentro de las 24 a 48 horas posteriores a la cirugía. La mayoría de los pacientes pueden ser dados de alta del hospital después de 1 o 2 noches en el hospital y pueden continuar con la recuperación en su propia casa. Los pacientes con tumores más grandes pueden esperar permanecer en el hospital entre 2 y 4 días. Es probable que tenga una cita de seguimiento en 2 a 4 semanas. En este momento, el cirujano le sugerirá cuándo podría volver a trabajar.

Porque la actividad física ayuda a estimular la circulación sanguínea y también disminuye el riesgo de formación de coágulos. Se anima a los pacientes a hacer ejercicio durante su recuperación de una cirugía de cáncer de riñón.